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5 Beneficios de la jardinería para niños

Si tienes niños pequeños en casa, seguramente conoces la importancia de ofrecerles actividades que estimulen su curiosidad y creatividad, ¿verdad? En este sentido, la jardinería para niños es una excelente opción, ya que además de ser divertida, les ofrece múltiples beneficios. Por eso, en Aosom.es, hemos preparado este post para compartir cuáles son esos beneficios y cómo comenzar a crear un pequeño huerto en casa. ¡Prepárate para descubrir cómo esta actividad puede ser una bonita forma de aprendizaje y diversión!

Una alternativa saludable al mundo digital

Vivimos en una época en la que los niños pasan demasiado tiempo inmersos en el mundo tecnológico, con largas horas conectado a las pantallas. Sin embargo, esto puede traer problemas para su desarrollo. El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede disminuir la interacción social, llevar a un estilo de vida sedentario e incluso causar problemas de salud, como la obesidad infantil.

Por lo tanto, es esencial equilibrar el tiempo de pantalla con actividades al aire libre. Y la jardinería es una gran opción. Permite a los niños explorar la naturaleza, meter las manos en la tierra y ver cómo crecen las plantas. Además, la jardinería estimula los sentidos, desarrolla habilidades motoras y les enseña sobre los ciclos naturales.

También es una forma saludable de equilibrar el mundo virtual y permite que los niños se diviertan y aprendan de manera más completa. Además, es una oportunidad valiosa no solo para cultivar plantas, sino también para crear un vínculo entre los niños y el mundo natural que los rodea, así como con sus padres.

¿Cuáles son los beneficios de la jardinería?

A continuación, descubre 5 beneficios de la jardinería en los niños.

Promueve el contacto directo con la naturaleza

Es bastante común en la actualidad que muchos niños no tengan la oportunidad de tener un contacto cercano con la naturaleza, especialmente aquellos que viven en la ciudad. Lamentablemente, esta falta de contacto con la tierra y las plantas puede llevar a una desconexión con el entorno natural a lo largo de sus vidas.

Por eso, la jardinería surge como una actividad enriquecedora que permite a los niños experimentar un contacto real con la naturaleza. Al dedicarse a esta práctica, los niños tienen la oportunidad de explorar al aire libre, sentir la textura de la tierra en sus manos y conectarse con los elementos naturales que los rodean. Este contacto directo e inmediato con la naturaleza despierta sensaciones y emociones únicas, proporcionando una mayor apreciación y respeto por todo lo que la naturaleza tiene para ofrecer.

Desarrollo de habilidades motoras

La jardinería puede favorecer el desarrollo de las capacidades motoras esenciales de los niños. Con esta actividad, practican y mejoran tanto sus habilidades motoras finas como las gruesas. Por un lado, las habilidades motoras finas se mejoran mediante el manejo de herramientas de jardinería, como palas y tijeras, la siembra y el manejo cuidadoso de semillas y plántulas. Por otro lado, las habilidades motoras gruesas se desarrollan a través de los movimientos necesarios para desplazarse, agacharse, pararse, caminar y transportar materiales mientras trabajan en el jardín.

Además, la jardinería al aire libre proporciona un amplio espacio para que los niños corran, salten y se muevan libremente, lo que ayuda a fortalecer los músculos y mejorar la coordinación motora general. El desarrollo de las capacidades motoras es esencial para un crecimiento saludable y el desarrollo cognitivo de los niños, así como para ayudarles a ganar confianza en sí mismos, autoestima y autonomía. De esta manera, la jardinería proporciona un entorno estimulante para que los niños exploren sus capacidades físicas de manera lúdica y divertida.

Aprendizaje sobre el origen de los alimentos

La jardinería también les ofrece a los niños un valioso aprendizaje sobre el origen de los alimentos. Al cultivar sus propias plantas y vegetales, los niños tienen la oportunidad de experimentar de primera mano cómo se producen los alimentos. Aprenden sobre el ciclo de vida de las plantas, desde la siembra hasta la cosecha, y comprenden la importancia de los cuidados y el tiempo necesario para que las plantas crezcan de manera saludable.

Además, a través de la jardinería, los niños también aprenden sobre la diversidad de plantas y vegetales, descubriendo nuevos sabores, colores y texturas. Este conocimiento sobre el origen de los alimentos fomenta una relación más consciente y responsable con la alimentación, promoviendo hábitos saludables desde la infancia. Con esto, la jardinería se convierte en una poderosa herramienta educativa para enseñar a los niños sobre nutrición, sostenibilidad y conexión.

Estímulo para una alimentación saludable

La jardinería no se limita al contacto con la naturaleza y al desarrollo de habilidades motoras, ya que también desempeña un papel fundamental en la promoción de una alimentación saludable. Al cultivar sus propias plantas y hierbas aromáticas, los niños tienen la oportunidad de aprender de dónde provienen sus alimentos y la importancia de una dieta equilibrada.

Al participar en el proceso de siembra, riego y cosecha, los niños se vuelven más conscientes de lo que comen. También aprenden a apreciar la frescura y la calidad de los alimentos cultivados en casa, lo que puede llevar a una mayor apreciación de las frutas y verduras. Además, al observar el crecimiento de las plantas y la transformación de las semillas en alimentos, los niños desarrollan un sentimiento de orgullo y satisfacción, lo que los hace más propensos a experimentar y disfrutar diferentes tipos de alimentos.

Estímulo a la responsabilidad y cuidado

Cuando los niños se involucran en la jardinería, aprenden mucho más que simplemente plantar y regar. Esta actividad también ayuda a desarrollar la responsabilidad y el cuidado, enseñando valores importantes para la vida y el día a día.

Al cuidar de las plantas, los niños se dan cuenta de que desempeñan un papel fundamental en su salud y crecimiento. Además, aprenden que las plantas necesitan ser regadas regularmente, desmalezadas y protegidas de insectos y enfermedades. Estas tareas enseñan a los niños la importancia del cuidado y la responsabilidad.

La jardinería también estimula la empatía. Cuando se dan cuenta de que sus acciones tienen un impacto directo en el crecimiento y bienestar de las plantas, desarrollan un sentido de responsabilidad y preocupación. Esta conciencia se extiende más allá del jardín, ayudando a los niños a convertirse en individuos más responsables y conscientes del medio ambiente.

¿Por dónde empezar?

¿Quién no ha plantado alubias en un vaso con algodón? Esta es una actividad clásica que sin duda despierta la curiosidad de los niños y los introduce en el mundo de la jardinería. El comienzo puede ser tan simple como eso, plantar una alubia y verla brotar y crecer. Esta experiencia lúdica e interactiva es una forma encantadora de involucrar a los niños en el proceso de crecimiento de las plantas.

Al ver las alubias brotar, los niños se maravillan con la magia de la naturaleza y se sienten responsables de cuidar la planta en crecimiento. Como resultado, este es el punto de partida perfecto para despertar su interés en la jardinería. A partir de ahí, pueden dar un paso adelante y crear un pequeño huerto, ya sea en el patio, en un balcón o incluso en macetas dentro de la casa.

La elección de las plantas puede hacerse según las preferencias y el espacio disponible. Pueden cultivar hierbas aromáticas como albahaca, perejil y menta, que son fáciles de cuidar y útiles en la cocina. Plantar tomates cherry o fresas también es una opción divertida y gratificante.

Y recuerda que es importante involucrar a los niños en todo el proceso, desde la preparación del suelo y la siembra de las semillas hasta el riego y el crecimiento de las plantas. Con el tiempo, aprenderán los cuidados necesarios, la importancia de la luz solar, el agua y los fertilizantes adecuados. Además, animar a los niños a tener un pequeño huerto es una forma divertida e interactiva de enseñarles responsabilidad y respeto por la naturaleza. ¡Así que manos a la obra!

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